Museos, almazaras, tiendas especializadas en aceite, en cosmética derivada de este y en madera de olivo, restaurantes temáticos, catas de aceite y degustaciones gastronómicas son algunas de las propuestas que Jaén, primera productora mundial de aceite de oliva, ofrece con su Oleotour.

Un paisaje decorado con más de 66 millones de olivos es el marco ideal para una gran ruta turística y cultural que acerca a los visitantes de la provincia jiennense al mundo de la elaboración y el sabor del aceite de oliva virgen extra de Jaén, que tiene el olivar más extenso del país. Y es que en torno a este oro líquido han florecido en Jaén multitud de propuestas de ocio. Por ejemplo, en las catas que ofrecen las almazaras el visitante pone a prueba sus sentidos y prepara el gusto para conocer la gastronomía, en la que el aove está siempre presente.

Cada comarca de la provincia ha establecido una especial relación con el aceite de oliva. Cada zona posee sus peculiaridades culinarias, desde la recia cocina serrana hasta la gastronomía de la campiña y la vega; sin olvidar el maridaje que los aoves establecen con la repostería y la confitería.

Otra de las experiencias que ofrece Jaén en torno a las utilidades del aceite está relacionada con la salud, belleza y bienestar. Así, los baños romanos y las piscinas de mármol del balneario de San Andrés, en el municipio de Canena, incitan a dejarse agasajar por la olivoterapia, con exfoliación en aceite y envoltura corporal con aceite de oliva. Oleotour Jaén es un viaje por los sentidos.

Los diferentes prismas que tiene el aceite de oliva hacen que su rico y variado patrimonio también se pueda contemplar en espacios museográficos y en centros de interpretación de Jaén, en los que se profundiza en el significado del legado cultural e histórico que representa el olivar y el aceite de oliva. Entre ellos, el Museo de la Cultura del Olivo es el más grande de España sobre este producto. En él existen modelos de antiguas almazaras, se puede conocer el proceso para de elaboración y ver una bodega del siglo XIX.

Fuente: La Opinión de Málaga